Otoplastia

Otoplastia

Por otoplastia entendemos la cirugía del pabellón auricular, es decir, de la oreja, y abarca todas las intervenciones encaminadas a modificar el aspecto de la misma. Mediante este tipo de operaciones no solo se corrige el tamaño de las orejas, también se puede actuar sobre la forma de las mismas.

Es la operación de cirugía estética más frecuente en niños y en adolescentes que acuden con sus padres hartos de convertirse en el objeto de burla de sus compañeros de clase debido al aspecto de sus orejas. La otoplastia es realizada tanto por hombres como por mujeres.

Otoplastia en niños y adolescentes

Hemos dicho que la otoplastia suele realizarse con relativa frecuencia en niños y en adolescentes. Es importante señalar que es algo excepcional, ya que la mayoría de las operaciones de cirugía estética se realizan exclusivamente a mayores de edad.

Pero, dada la sencillez de las intervenciones y el daño psicológico que a muchos niños les causan las bromas debidas principalmente a las conocidas como orejas de soplillo, en muchos casos se decide operar a los menores para que puedan llevar una vida normal y libre de este tipo de complejos.

Para poder operar a un menor, evidentemente debe de venir acompañado de uno de sus padres o de su tutor legal, el cual debe de autorizar la intervención. El menor debe de demostrar que es perfectamente capaz de entender la importancia de la operación, siempre en función de su edad.

¿Qué corrige la otoplastia exactamente?

La operación de las orejas de soplillo es tan habitual que en muchos casos se relaciona otoplastia con esta intervención, cuando en realidad puede corregir también otro tipo de problemas relacionados con el pabellón auditivo.

Las orejas demasiado caídas, aquellas puntiagudas conocidas como orejas de sátiro o incluso las orejas demasiado pequeñas también pueden ser operadas para conseguir un resultado más bonito y más acorde con el rostro en general.

Existen también otro tipo de operaciones relacionadas con el lóbulo de la oreja, las cuales se conocen como lobuloplastia y que comprenden, por ejemplo, la reconstrucción de un lóbulo rajado debido a un tirón de un pendiente o deformado, precisamente, por el peso de estos adornos.

Otoplastia y anestesia

La mayoría de las operaciones de otoplastia son sencillas y no conllevan demasiados riesgos. Por ese motivo suelen realizarse con anestesia local, la cual garantiza una recuperación mucho más rápida y también un precio más económico en la intervención.

Gracias a la anestesia local, el paciente puede irse a casa a las pocas horas de ser operado y puede hacer vida normal mucho antes. Solo tendrá que acudir a las revisiones marcadas por el cirujano y llevar a cabo las pautas que se le hayan marcado.

Otoplastia y cicatrices

Uno de los miedos más grandes cuando un paciente se somete a cirugía es si van a quedarle cicatrices visibles. En el caso de la otoplastia, como en la mayoría de las intervenciones, no hay nada de lo que preocuparse ya que los cortes son muy pequeños y siempre se hacen en lugares poco visibles.

Lo habitual es ocultar los cortes o las marcas de las suturas aprovechando los pliegues naturales de la piel. En este caso, en la doblez justo detrás de la oreja. De esta manera son totalmente invisibles a los ojos de la gente.

Otoplastia y vida normal

Tras una intervención de otoplastia retomar la vida normal es muy rápido. Lo habitual es que se pasen los primeros días en casa para evitar el riesgo de infecciones, pero que se retome la actividad habitual a la semana siguiente de la intervención.

Normalmente, ni tan siquiera es necesario tomarse una baja laboral, aunque algunas personas prefieren realizar la intervención cuando tienen unos días libres para, de esta manera, no sentirse tan estresados y poder retomar la actividad con las orejas totalmente curadas.