El acné es un problema que frecuentemente se relaciona con la adolescencia, ya que es en esa edad en la que más a menudo aparece debido a los cambios hormonales. Sin embargo, no es algo exclusivo de los jóvenes y muchas personas sufren acné a lo largo de su vida adulta. Normalmente, no se trata de un problema grave aunque puede ser muy molesto e incluso doloroso y, además, puede dejar cicatrices en la piel.
Ahora sabemos un poco más sobre esta enfermedad que puede volverse crónica. Sabemos, por ejemplo, que el acné se produce debido a la inflamación del folículo piloso y de las glándulas sebáceas, pero todavía no se conocen a fondo las causas que lo originan aunque se cree que los cambios hormonales son una de ellas. De hecho, a menudo se asocian los brotes de acné a la adolescencia, a los embarazos y al síndrome premenstrual.
Lo que sí se sabe es que el acné no está relacionado con la comida, por tanto es un mito lo que nos han dicho durante tanto tiempo sobre la relación entre comer chocolate, embutidos o picantes y la aparición del problema. Tampoco lo causa el estrés, aunque en este caso es cierto que puede agravar el problema. Otro mito es que el acné está causado por la suciedad de la piel ya que no existe una relación causa efecto.
¿Qué hacer si tengo acné? Algunos consejos sobre el acné:
– Lo primero, no debes de tocarte los granos ni mucho menos apretar las espinillas. Esto conlleva dos peligros muy claros, por un lado el de infección ya que al apretar los granos se hace herida abierta y se puede llevar suciedad en la uñas. Pero, sobre todo, se corre el riesgo de que se formen cicatrices y marcas negras.
– Lávate la piel afectada dos veces al día. Por la mañana, en la ducha, es bueno usar jabones específicos para los problemas de acné y luego, en la noche, utilizar productos para limpiar el rostro. Sin embargo, no se debe de caer en excesos ya que algunas personas preocupadas por si la suciedad puede agravar el acné se lavan la cara con excesiva frecuencia pudiendo eliminar las defensas de la piel y hacerla así más vulnerable a las infecciones.
– Usa cosméticos que dejen respirar a tu piel. Muchas personas, especialmente mujeres, se cubren la piel del rostro y del cuello con una gruesa capa de maquillaje para disimular los granos. Lo mejor es usar cosméticos de calidad, que permitan que la piel respire y hacerlo en su justa medida. Siempre hay que retirar el maquillaje al final del día.
– Protégete del sol. El sol no es bueno en ningún caso para la piel, pero menos para la piel dañada por el acné. Usa siempre un protector solar alto que impida que la piel pueda sufrir por el impacto del sol o que las cicatrices puedan ponerse oscuras.
– Se constante aplicándote los tratamientos. A veces, debido a que el acné puede ser muy rebelde, es fácil rendirse y dejar de usar los productos indicados porque no se nota una verdadera mejoría. Sin embargo, la constancia es la mejor arma con la que actualmente se cuenta para combatir el acné. No hay que olvidar que es una lucha a largo plazo.
– Consulta siempre a tu dermatólogo. El médico dermatólogo es el experto en el tema y el único que debería de tratar el problema del acné. Con frecuencia, las personas afectadas recurren al consejo de los profesionales de los salones de estética. Pero una esteticista puede tener muy buena voluntad, pero no tiene la formación necesaria para ayudar con una enfermedad de la piel y, a veces, sus consejos pueden ser contraproducentes.
