La piel de cada persona es diferente y está afectada por distintos factores: genéticos, los cuidados que ha recibido hasta ese momento, el tipo de clima donde se vive, los problemas de salud que se puedan sufrir… Con todo esto es fácil deducir que las necesidades de cada persona son distintas más allá de su edad y de si tiene piel seca, grasa o mixta.
En ocasiones es necesario contar con un producto más rico en uno o varios principios activos que ayuden a la piel a recuperarse, a luchar contra el envejecimiento prematuro o a recuperarse tras haber pasado un momento complicado desde el punto de vista dermatológico.
La cosmética médica es la respuesta a esta necesidad ya que se trata de un tratamiento personalizado, muy rico en principios activos y que se elabora para cada cliente en función de lo que realmente necesitan.
¿Por qué usar cosmética médica?
Son muchos los motivos que llevan a alguien a confiar en la cosmética médica en lugar de en la cosmética tradicional o comercial. Pero vamos a enumerar los más frecuentes que incluyen también los casos en los que es más recomendable su uso. En cualquier caso, si se duda sobre si recurrir o no a la cosmética médica y si es necesario en un caso en concreto, siempre hay que guiarse por el consejo del dermatólogo. Además, al ser una cosmética personalizada, siempre se tendrá la seguridad de que es adecuada al tipo de piel.
-Problemas de piel: Los problemas en la piel como pueden ser las dermatitis o la rosácea hacen desaconsejable el uso de productos de cosmética corrientes. Muchos de ellos, además de los principios activos tienen otros ingredientes químicos que pueden causar reacciones en la piel. Cuando se recurre a la cosmética médica el dermatólogo va a valorar la conveniencia o no de utilizar determinados productos o principios activos por lo que la persona siempre tendrá la total seguridad de que lo que ha comprado es lo adecuado para su piel y no va a tener que sufrir efectos secundarios.
-Necesidades específicas: En algunos casos pueden existir necesidades muy específicas, como es el caso de aquellas personas que están siendo sometidas a otros tratamientos dermatológicos estéticos y que deben de combinarlos con un buen cuidado de la piel que sea adecuado a lo que se está haciendo. Si la formulación de la cosmética médica la lleva a cabo el mismo dermatólogo que realiza el tratamiento, todo encajará perfectamente y resultará muy útil el uso de esta cosmética.
-La búsqueda de tratamientos de alta calidad. Mucha gente acaba utilizando la cosmética médica personalizada tras una mala experiencia con la cosmética comercial. Tal vez por haber pagado una gran cantidad de dinero por un producto de una marca concreta confiando en que pagaba por más calidad y tras una comparativa de alguna asociación de consumidores descubrir que, realmente, esa crema era de inferior calidad que las más baratas.
-El deseo de un tratamiento especializado. Contar con un tratamiento especializado que sea capaz de actuar justo en aquellos problemas que le preocupan al cliente en lugar de comprar un tratamiento más genérico. Las posibilidades de personalización de estos tratamientos permiten que cada persona tenga exactamente aquello que quiere sin tener que pagar por principios activos que no necesita.
-El consejo del dermatólogo. En algunos casos, se llega a la cosmética médica por un consejo del dermatólogo que, por las características del paciente, entiende que se verá más satisfecho utilizando este tipo de productos que los que le ofrece la cosmética comercial. La confianza en el dermatólogo siempre es fundamental por lo que cualquier duda sobre estos productos o cualquier otro producto cosmético se le puede formular sin dudar.
¿Qué principios activos están presentes en la cosmética médica?
Los principios activos de la cosmética médica pueden ser varios en función del tipo de producto que se esté buscando. No es lo mismo formular una crema hidratante para alguien con piel muy seca que una crema antiedad para una persona que tiene ya arrugas o marcas de expresión. A modo de ejemplo vamos a hablar de tres de los componentes más utilizados en este tipo de productos.
Vitamina C: La Vitamina C tiene una gran importancia en la lucha contra el envejecimiento de la piel ya que contribuye a neutralizar las acciones negativas de los radicales libres sobre la epidermis. Pero, además, protege también la piel contra el estrés oxidativo. Aunque estas son las ventajas más importantes de esta vitamina respecto a la piel, tiene también otros efectos positivos como por ejemplo mejorar la luminosidad de la piel y reducir los puntos de pigmentación. De esta manera la piel se verá más radiante y más homogénea.
Ácido hialurónico: El ácido hialurónico está naturalmente presente en la piel y es una liado para combatir el envejecimiento. Pero a veces, las cantidades que se encuentran de forma natural no son suficientes y es necesario ayudar con un aporte extra. Una de sus principales funciones es la de retener el agua, vital para que la piel esté bien hidratada y se mantenga flexible, evitando así la aparición de las arrugas y de las marcas de expresión. También ayuda a que las marcas y cicatrices de la piel se suavicen.
Ácido retino: Tal vez las palabras ácido retinoico no digan mucho a la mayoría, pero todos han escuchado hablar del retinol, uno de los elementos presentes en muchas cremas para el rostro. El ácido retinoico y el retinol tienen una base parecida pero no son lo mismo ni se utilizan para los mismos fines. El retinol es, básicamente, una forma de denominar a la Vitamina A común. En el caso del ácido retinoico estaríamos hablando de la forma más pura de esta vitamina y debido a su fuerza es necesario que sea un dermatólogo quién lo aconseje y quién de las pautas para su uso evitando que pueda causar irritaciones. Su función es reactivar la regeneración celular, por lo que es muy efectivo en la lucha contra el envejecimiento de la piel y sus huellas sobre la misma.
