Llega el buen tiempo y por eso queremos hacerte una petición muy especial: protege tu piel del sol. Eso sí, la protección de la piel de los rayos ultravioleta debe de hacerse durante todo el año, ya que incluso en el invierno inciden negativamente sobre la piel.
El sol tiene cosas muy buenas para nuestra piel, ya que proporciona Vitamina D, contribuye a aumentar las defensas y también es beneficioso para los huesos. Sin embargo, también tiene sus efectos negativos, sobre todo si se toma en exceso y sin protección.
Un buen ejemplo lo tenemos en el sistema inmunológico, hemos dicho que tomar el sol es bueno para fortalecer defensas, pero ¿sabías que si lo hacen en exceso puede causar una bajada de las mismas? Esto se debe a que se puede alterar la función de los glóbulos blancos.
Protege tu piel del sol para mantenerte joven, ya que los rayos UVA son los causantes del envejecimiento prematuro de la piel. Cuando tomas el sol sin protección, estos rayos penetran en la dermis dañando el colágeno y la elastina. De este modo, la piel pierde elasticidad y aparecen las temidas arrugas.
Además, los efectos del sol son acumulativos en la piel, por lo que la piel se debe de proteger desde la infancia. Protege tu piel del sol y enseña a tus hijos a que hagan lo mismo para que su piel se mantenga sana, libre de manchas y no se aumenten los riesgos de sufrir un cáncer de piel en el futuro.
Protege tu piel del sol con los productos adecuados
Cuando decimos protege tu piel del sol nos referimos a que lo hagas con los productos adecuados. Aunque cada vez hay más información todavía es frecuente confundir protectores con bronceadores, siendo dos productos muy diferentes.
Los bronceadores suelen ser aceites y otros productos que aceleran el bronceado pero que no protegen la piel porque tienen unos índices de protección (FPS) muy bajos. Normalmente, el bronceador tiene un FPS inferior a diez.
Especialmente peligrosas son ciertas modas de utilizar productos a modo de bronceador que no tienen absolutamente ningún factor de protección, como la de ponerse refresco de cola o mantequilla sobre la piel para tomar el sol. Esto puede causar quemaduras muy serias en la piel y no debe de hacerse jamás.
Protege tu piel del sol con protectores solares que sean adecuados para tu tipo de piel, elige siempre los de mayor FPS para cuando tu piel está más blanca y, más adelante, puedes utilizar una protección un poco menor aunque nunca inferior a FPS 20. Si en tu familia hay antecedentes de cáncer de piel o tienes algún problema dermatológico que lo aconseje, utiliza el protector de FPS 50 durante todo el verano.
El protector protege tu piel del sol, pero solo actúa durante dos horas, por lo que debes de volver a aplicarlo transcurrido este tiempo. Si se va a la playa o a la piscina es importante comprar un protector que sea resistente al agua. Esto quiere decir que te protegerá incluso dentro del agua, algo muy importante porque esta funciona como un espejo que incrementa la potencia de los rayos solares, siendo muy fácil quemarse estando en el agua.
No obstante, al salir del baño hay que volver a aplicarse el protector, ya que en el agua se habrá quedado una parte y también en la toalla que se use para secarse. Haciéndolo de esta manera, te aseguras de que el protector solar protege tu piel del sol realmente. En cualquier caso, el enrojecimiento de la piel es un claro síntoma de que es mejor dejar de tomar el sol por ese día.
